Larvas de mosca, un alimento sostenible que contribuye al medioambiente
Larvas de mosca, un alimento sostenible que contribuye al medioambiente
Las larvas de mosca se convierten en proteínas más saludables para los animales y con menor impacto en el medioambiente que los alimentos a base de proteína animal o vegetal como la res o soja.
Criadas en granjas verticales y atiborradas con desechos de frutas, las larvas de mosca se han convertido en alimento para animales y pilar de un emprendimiento de economía circular en Costa Rica.
En la localidad agrícola de Guápiles, 60 kilómetros al norte de la capital San José, una innovadora empresa puso a trabajar en 2018 a las moscas que rondaban los cultivos. La mosca soldado negra (Hermetia illucens) es nativa de climas tropicales como el costarricense y sus larvas engullen sin cesar residuos orgánicos.
“Es una proteína de alta calidad”, dice Miguel Carmona, presidente de la empresa ProNuvo.
Así, larvas de mosca se convierten en proteínas “más saludables” para los animales y con menor impacto en el medioambiente que los alimentos a base de proteína animal (res o pescado) o vegetal (soja), explica el empresario de 52 años.
Los productos finales se exportan como larvas secas, proteína en polvo y aceite de insecto, por ahora solo a Estados Unidos, aunque una empresa de piscicultura en Costa Rica ya lo utiliza en su criadero de tilapias en el norte del país.
EL EXCREMENTO DE LAS LARVAS DE MOSCA TAMBIÉN SIRVE COMO ABONO
Esta empresa dispone de todo lo necesario en el lugar. Las moscas son endémicas y criadas en jaulas dentro de un invernadero a unos 40 °C y con alta humedad. Ahí viven por una semana y depositan unos 500 huevos cada una antes de morir.
Cuatro días después los huevos eclosionan y las larvas comienzan a alimentarse por 14 días de los desechos orgánicos de plantaciones de banano, mango y papaya hasta engordar 10,000 veces su peso, explica el empresario.
“Esas larvas después se las convierte en proteínas y aceites y grasas bien ricas para alimentación animal”, afirma Gabriel Carmona, gerente general de ProNuvo y hermano de Miguel.
Además, los excrementos depositados por las larvas son un abono ideal para las mismas plantaciones frutales. “Estamos practicando la economía circular”, afirma Miguel.
“Estamos usando desechos de otras industrias para hacer una proteína de alta calidad sin tener los impactos del medioambiente que tiene hoy día la sobrepesca, la soja y el ganado”, comenta el presidente de la empresa. La proteína de insectos es una alternativa sustentable a la animal o vegetal.
Según la empresa, la producción de una tonelada de carne de res necesita de 30,000 metros cuadrados de superficie y la de soja 3,000 metros cuadrados. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultua (FAO) señala que el 30 por ciento de la superficie total del planeta está dedicada a ganadería.
EN EUROPA TAMBIÉN SE VENDEN COMO SUPLEMENTO PROTEÍNICO
Vastas extensiones de terreno se deforestan para la producción, lo que se traduce en menor área arbórea de absorción de CO2. La granja de larvas de mosca solo necesita 300 metros cuadrados. Igual sucede con el consumo de agua. Para producir una tonelada de proteína de res se necesitan 15.4 millones de litros de agua y para cultivos de soja 1.6 millones de litros. Las larvas apenas consumen 10,000 litros.
Y el tiempo de producción de una tonelada de proteína también es inferior: las moscas tardan 14 días, la soja seis meses y las vacas 36 meses. Esta granja de Costa Rica es la primera que produce proteína de insectos en América Latina, señala Miguel Carmona.
“Pioneros de la región”, comenta orgulloso del emprendimiento familiar. Sin embargo, la mosca soldado negro ya forma parte del trabajo de otras innovaciones similares destinadas a la producción de fertilizantes orgánicos en Kenia o Uganda ante el incremento de los precios a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania.
En Europa, las larvas también se venden como suplemento proteínico para animales. Incluso se pueden comprar paquetes de forma digital.