UNA
ECONOMÍA
CIRCULAR



Contrario a las proteínas actuales, el cultivo de insectos emite menos gases de efecto invernadero y requiere de menos recursos para su producción.

Nuestro proceso, al igual que nuestra filosofía, se basa en la circularidad. Nosotros reciclamos la materia orgánica sobrante de las plantas procesadoras de frutas y la usamos como materia prima para nuestras BSFL, que de otro modo habría terminado desechada.
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Las larvas pasan por un proceso vertical de alimentación de 14 días, en el que se requiere un espacio mínimo de tierra. En ese tiempo su peso aumenta 10,000 veces, lo equivalente a una ardilla que crece al tamaño de una morsa adulta. Tras la cosecha, las larvas se separan del forraje y pueden conservarse enteras o pueden someterse a un proceso en el que los aceites se separan de la proteína.
BSFL: Sostenibilidad a largo plazo
Tierra
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Agua
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Tiempo
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* Estas figuras representan los recursos necesarios para producir una tonelada de cada tipo de proteína.
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La dependencia hacia la harina de pescado por parte de la industria de alimentos para animales ha resultado en la sobrepesca, y una disminución drástica de poblaciones de peces alrededor del mundo. Esto también termina afectando otras especies marinas que dependen de estos peces para sobrevivir.
* Fuente: World Wildlife Fund
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Se estima que para el 2050 la población mundial sea de 10 mil millones de habitantes, resultando en un aumento del 70% en la demanda de la proteína animal. Para sostener este crecimiento, tenemos que empezar a acudir a ingredientes más sostenibles para la alimentación animal.
* Fuente: Food and Agriculture Organization

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